Tengo una familia muy amiga, Arturo y Alma Rosa que tienen un hijito discapacitado llamado Alvaro, y es lindo ver que esta familia, recibe el don de la vida como tal y se reconoce la dignidad del niño con expresiones de particular cariño y ternura Es una pareja que está fuertemente unida por lazos afectivos, proyectos en común y sólidos principios morales, y la llegada de su hijo discapacitado, ha sido como otro elemento más de cohesión familiar, ellos me expresaban que la presencia de Alvarito, ha mantenido vivo el amor en su vida conyugal y les ha conducido a inculcarlo a todos sus hijos... Alvarito, en su familia, se siente amado, buscado, valorado... y un hermanito cuando le pregunto, Guillermo, cuantos hermanos son ustedes, me responde: somos dos hombres, una mujer y un angelito. También es cierto que han venido superando el momento de desconcierto ante la llegada de un hijo discapacitado, aceptando en la voluntad de Dios su presencia en casa, integrándolo con sus otros tres hermanos Socialmente van asumiendo esta realidad con felicidad y buscando la ayuda y orientación adecuada con la ayuda de los Pipitos. Procuran hacer participar a los otros hijos de la realidad que toca a toda la familia para éstos no se sientan dejados de lado y aprendan a aceptar, querer y apoyar a su hermanito. Y es bonito ver como Alvarito es acogido como hijo y hermano, dentro de su familia, y este mismo amor hace que las dificultades resulten ligeras, soportables e incluso fuente de esperanza y de alegría espiritual. Esta familia también participa activamente en una Pequeña Comunidad Cristiana, donde también encuentran espacio de apoyo y solidaridad. Sabe, me decían hay dos papelitos que nos han ayudado mucho a aceptar y amar a nuestro hijito y hasta los hemos imprimido y los regalamos a familias que viven nuestra misma situación: CARTA DE MI HIJO DISCAPACITADO Mamá y Papá: Hoy soy tu sorpresa y tu dolor, el hijo no soñado, ni siquiera imaginado. Mientras crecía en tu vientre temía los sueños y proyectos que tejían para mí y que no podría realizar. Sin embargo, si al mirarme pueden ver más allá del cuadro médico, encontrarán en mí toda la belleza que sus ojos me quieran dar, y la inteligencia que su confianza haga crecer en mí. Puedo ser un milagro de todos los días, soy capaz de sentir, de entender, de ser... Pero los necesito a mi lado con la ternura de una sonrisa cada vez que mis manitas torpes se equivoquen, con la paciencia tierna de esperar mis tiempos más lentos, con la sabiduría de guiarme sin querer transformarme, con la protección de su respeto para que los demás me respeten como soy. Con la alegría de disfrutar el simple hecho de amarnos y compartir nuestra vida, venciendo los prejuicios y desafiando las opiniones rígidas. Mi cuerpo es chiquito pero está lleno de amor, y si me abrazan fuerte, muy fuerte, podré darles la razón y el valor de luchar, sólo les pido la oportunidad de crecer con amor. Bienaventurados los que entienden, que aunque mis ojos brillan, mi mente es lenta.
Bienaventurados los que saben, que mis oídos tienen que esforzarse para comprender lo que oyen. Bienaventurados los que al mirarme no ven la comida que dejo caer del plato.
Bienaventurados los que disimulan, ante mi extraño paso al caminar
Bienaventurados los que comprenden mi corazón les dice cuanto los amo.
Bienaventurados los que me respetan y no como ellos quisieran que sea.
Bienaventurados los que con su amor y su cuidado me acompañaron, en mi peregrinar al encuentro con Dios. Que el Señor bendiga y acompañe a esta familia, y a todos aquellos que aman, sirven y trabajan con los hermanitos y hermanitas discapacitados. P. Oscar padreoscar@avemariatv.com |