CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 4 de abril de 2010 (ZENIT.org).- El elixir de la vida o de la inmortalidad, que desde tiempos inmemorables busca la humanidad, existe, aseguró Benedicto XVI en la vigilia pascual, es el Bautismo.
Y el pontífice, en la "madre de todas las vigilias", administró esta panacea, buscada durante siglos por los alquimistas, a seis catecúmenos, cuatro mujeres (dos de Albania, una de Somalia y una de Sudán), un japonés, y un niño ruso de cinco años.
"Sí, esta hierba medicinal contra la muerte, este fármaco de inmortalidad existe --aseguró el Papa en su homilía--. Se ha encontrado. Es accesible. Esta medicina se nos da en el Bautismo".