Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de vientre (Lc. 1, 42)
Hermanos y Hermanas:
Si siempre ha sido justo y necesario para la Iglesia Católica alabar y bendecir a la Virgen María, Madre de Jesucristo nuestro Dios y Señor, con la convicción de que toda glorificación y culto rendidos a la Madre de Dios redunda y termina en honor de su Divino Hijo, también hoy y aquí en Nicaragua es indispensable testimoniar amor y respeto a la Bendita Virgen María, Madre de todos y de cada uno de los que somos discípulos de Cristo en esta tierra nicaragüense.