jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo: Los amó hasta el extremo - San Juan-María Vianney (1786-1859), presbítero, párroco de Ars

¡Qué amor, qué caridad la de nuestro Señor Jesucristo al escoger la vigilia del día en que habían de hacerle morir para instituir un sacramento por el cual iba a quedarse entre nosotros, para ser nuestro Padre, nuestro Consolador y toda nuestra felicidad! Más felices somos nosotros que los que vivían en tiempo de su vida mortal en que él no estaba en un lugar fijo, en que era necesario desplazarse lejos para tener la dicha de verle; hoy le encontramos en todas los lugares del mundo, y esta dicha se me ha prometido ser realidad hasta que se acabe el mundo. ¡Oh amor inmenso de un Dios por sus criaturas!
No, nada puede hacerle parar cuando se trata de mostrarnos la grandeza de su amor. En este momento, dichoso para nosotros, toda Jerusalén esta ardiendo, todo el populacho hecho una furia, todos conspiran su perdición, todos quieren se derrame su sangre adorable –y es precisamente en este momento- que él les prepara, igual que a nosotros, la prueba más inefable de su amor