“Te has creído tan sabio como Dios, tu corazón se ha ensoberbecido, pero eres hombre y no Dios” (Ez 28,2). Querer cambiar la ley natural es ir contra el designio del Creador. De nosotros pudiera llegar a decirse tristemente lo que afirma el Salmo 32: “Son una nación que ha perdido el juicio”.