jueves, 19 de agosto de 2010

TIBIO, TIBIO, TIBIO

"Estaba de visita en un casa de amigos de juventud, y comenzamos a ver como en la vida, nos vamos enfriando y caemos en la tibieza y les preguntaba y ustedes: ¿son tibios?. Se quedaron como en el aire y no sabían que responder.

Me acordé de la carta del Apocalipsis a la Iglesia de Laodicea: "Así habla el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio y no frío o caliente, voy a vomitarte de mi boca.

Tú piensas: Soy rico, tengo de todo, nada me falta. Y no te das cuenta de que eres un infeliz, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.

Te aconsejo que me compres oro refinado para que te hagas rico, ropas blancas para que te cubras y no tengas que avergonzarte de tu desnudez; por último pídeme un colirio que te pondrás en los ojos para ver.

Yo reprendo y corrijo a los que amo. Vamos, anímate y conviértete. Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo.

Al vencedor lo sentaré junto a mí en mi trono, del mismo modo que yo, después de vencer, me senté junto a mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga este mensaje del Espíritu a las Iglesias". (Apocalipsis 3,14 - 22)

Luego de escuchar este texto de la Palabra de Dios, decidimos hacernos un examen de tibieza, la emoción se apoderó de todos, se imaginan. Partimos de una base, que todos aceptamos: No hay que ser tibio. Dios no quiere tibios. A Dios no le gustan los tibios.

Habían dos parejas de casados: ¿Cómo es el afecto que tienen para con su pareja?: !!!! tararara !!!! Verdad que no es como tiempo atrás. Y ello afecta en mucho la unidad del matrimonio.

Vivimos juntos, los hijos siguen creciendo, van al colegio, las cosas siguen pasando, pero son un matrimonio tibio. En nuestro hablar y en nuestro hacer. La vida transcurre y en lugar de unirse más en el diario vivir, cada día estamos más alejados. No hemos sabido darle calor a nuestros gustos, no hemos sabido unirlos, siguen cada uno en sus gustos, en sus aficiones y con los amigos que tenían de solteros. En conclusión están cada día más distanciados, por la rutina y la tibieza.

Ajá, dijo un amigo y usted Reverendo: ¿No cae en la tibieza de la vida cristiana?. La Celebración de la Eucaristía, la oración diaria, el compromiso diario.... (ya me fregaron me dije internamente)... Si es cierto a veces pierdo el entusiasmo para hacer lo que debo hacer y les confesé: Muchas veces hago las cosas con entusiasmo, con ardor: pero también muchas veces, me conformé, me cansé, me adormecí. En una palabra me entibié.

Ah, pero me las desquité y ustedes, que eran de los Hijos de Dios, de María Misionera, de la Pastoral Juvenil, de los Boy Scout (en peligro de extinción)... estábamos empatados

Físicamente puedo estar bien, pero me faltan las ganas de hacerlo. Se cansó mi alma. El alma se adormeció, la tenemos cansada. La tibieza es una enfermedad que ataca el alma.

¿Cómo nace la tibieza? La tibieza no viene de golpe, la tibieza como enfermedad viene de a poquito, y a veces sin darnos cuenta. Empieza con unos síntomas, que si nosotros no nos avivamos a tiempo, esos síntomas nos invaden. Se adueñan de nosotros.

Un amigo, nos comentó que andaba leyendo un artículo llamado: El ejercicio de la tibieza, nos convierte en tibios, de Salvador Casadeval y comenzamos a leerlo:

Primer síntoma: EL REGATEO: ¿Que significa el regateo? Según el diccionario quiere decir: tardanza en las elecciones. Una persona que regatea, es una persona que tarda en decidirse, es una persona que tarda en elegir las cosas. Que tarda en decidirse en todo. Los invitas a vivir un Encuentro Conyugal, los invitas a la Eucaristía, los invitas a una reunión, a un retiro: siempre dudan, siempre no saben si podrán; que si llueve, que si hace frío, que el calor, que no sé, ya veremos.......

En el campo espiritual, son los tibios de alma. No son decididos y contundentes en el hacer. En lugar de poner el SI por delante, ponen el PERO: son los cristianos del PERO. En ningún Evangelio, Jesús usa el PERO.

Segundo síntoma: EL POCO ESFUERZO Todo en la vida necesita esfuerzo. Esfuerzo físico, intelectual y afectivo. La vida matrimonial exige que haya afecto, exige que se asuman responsabilidades. El haber decidido compartir la vida con otra persona me obliga a estar. Quiera o no quiera, me exige una presencia física, me exige un esfuerzo de estar. Cuando en la vida le estoy restando esfuerzo, se empieza a colar la tibieza en mi vida.

Y por último el otro síntoma que nos pre-anuncia que viene la tibieza como enfermedad: es LA CARENCIA DE RENUNCIAS. Es hermoso saber decir SI a lo bueno, pero no siempre es bueno decir si. Si lo que se te pide es malo, si su fruto es malo, hay que usar el no. Si yo en mi matrimonio quiero seguir casándome, debo dar tiempo al tiempo en muchas cosas. Y para ello más de una vez deberé renunciar a algo. Gustos, posturas, aficiones, suyas y mías, que deberemos convertirlas en nuestras aficiones, nuestros gustos. Y eso necesita de tiempo.

Ustedes saben que la tibieza tiene hijas? Si, como lo oyen, tiene varias hijas. Vamos a presentarles las hijas de la tibieza. La peor de todas la vamos a dejar para lo último, porque es tremenda.

La primera de las hijas que tiene la tibieza es LA FALTA DE ESPERANZA. Santo Tomás llama a la falta de esperanza "el desaliento que siento frente a una exigencia". Hay personas que frente a una exigencia que tienen en la vida: exigencia de una carrera, de un examen, exigencia de un afecto, de un compromiso, siempre se sienten incapaces. Sienten que no sirven. Y esa sensación de que no sirven les hace caer en la desesperanza. Eso es falta de esperanza. Se asustan frente a situaciones de la vida y en lugar de enfrentarlas se borran.

Otra de las hijas es TENER EL ALMA DÉBIL. Ser frágiles de alma significa que yo renuncio a hacer algo que puedo hacer si me lo propongo. Quizás no lo habré hecho nunca, pero si no lo hago, nunca sabré si puedo hacerlo. Hay personas que ni rogándoles varias veces hacen lo que les pides. Y miren que Dios es paciente en el pedir. No hay quien le gane en paciencia.

¿Como hace el Espíritu Santo cuando necesita de nosotros? Según el Padre Pedro Richards, fundador del Movimiento Familiar Cristiano, actúa a igual que la lluvia. La lluvia cae en todas partes, pero la que cae en el desierto como no sirve para nada, porque el desierto no da frutos, viene el sol y la evapora y la lleva a otra parte. La lleva a regar a una tierra fértil en frutos para que sirva a todo lo creado. Igual hace el Espíritu Santo con nosotros. Te ilumina, pero si tú sigues con tu NO, pues se va a otro que le diga SI

EL RENCOR, es también una de las hijas de la tibieza. ¿Pero qué tipo de rencor? Nos referimos al rencor de aquellas personas que se pasan la vida criticando a las otras personas que luchan y se esfuerzan por ser mejores.El rencoroso siempre pone el criticar por delante de todo. ¿Por qué? Porque el tibio como no hace nada, como no puede cambiar nada, se justifica diciendo que el otro está equivocado en lo que hace. Y si lo que hace el otro o los otros está mal, pues él se queda lo más contento de no hacer nada de nada. El tibio siempre vive sin hacer nada.

Cuidado con el rencor: no le demos cabida en nuestra vida. Y llegamos a la hija predilecta de la tibieza: LA PEREZA. Pero cuando decimos pereza, no significa quedarnos un rato más en la cama: la pereza la definimos de la siguiente manera: renunciar a lo que nobleza obliga. Y aquí debemos pensar muy en serio: mi nobleza ¿a que me obliga? ¿Lo cumplo? ¿Le digo SI a lo que debo hacer?. La nobleza de tu vida, que te señala lo que debes hacer. ¿Lo haces? Si no lo haces es que te dejas llevar por la pereza. Que es la peor de las hijas de la tibieza.

Hay que pensar que si algo bueno nos queda, es la nobleza de corazón. Si no te dejas llevar por ella, ya estás enfermo de tibieza. Hay personas muy perezosas, que no hacen lo que la nobleza obliga.

¿Cómo se sale de la tibieza?

Primero y principal hay que formarse. Nada en la vida se improvisa. Nada es espontáneo. Nada nace de golpe. Todo necesita de tiempo dedicado al conocimiento. Hay parejas que se casan solamente porque dicen que se quieren. Y está bien que se quieran. Sin el amor nada puede emprenderse y más si lo que quiero es empezar a vivir con otra persona.

Pero..., ¿y el prepararse para ello? Para convivir con otro no queda solamente reducido al querer ---si bien es importante. Decía Monseñor Antonio Gatti: "Somos tan precavidos para cruzar la calle, y tan poco prudentes para cruzar la vida" Y casarse es mucho más importante que cruzar una calle. Es quizás el cruce más importante que una persona hace en su vida.

Otra forma de salirse de la tibieza es no ser neutral. La cualidad está en el que sabe definirse y toma una postura clara y firme. Está plenamente convencido y certero de lo que quiere. Sea bueno o malo, pero no la indiferencia. No, al no me importa.

Y por último se sale de la tibieza, no dejándose seducir por lo fácil. Lo difícil sólo seduce a los valientes, sólo seduce a los que arriesgan, sólo seduce a los que se atreven. Y en ese atreverse descubren lo que valen.

Si no te arriesgas, nunca sabrás realmente la inmensidad de cosas a las cuales puedes participar, en las cuales puedes colaborar. Siempre hay en la vida una primera vez. Para vivirla siempre hay que atreverse, siempre hay que arriesgarse.

Hoy en día está de moda lo fácil. Todo lo que sea fácil le encanta a la gente, y lo difícil, por difícil que sea, nos entrena, nos fortalece, nos hace crecer, nos da seguridad; en una palabra nos forma, nos hace hombres de talla ancha, nos hace personas afirmadas en lo que creemos.

Lo difícil debería cautivarnos porque sería una muestra de que queremos vivir lo que creemos. Nunca el hombre de valor, el hombre valiente, hace lo que quiere, sino que quiere lo que hace.Y todo lo que hace, lo hace porque debe, no porque le gusta.

Y lo hermoso de esta vida, es que todo lo que empezaste a hacer porque debías, termina siendo lo que te gusta.Se cumple así, aquello de que Dios siempre devuelve el cien por uno.

Bueno!!! Muy lindo artículo, pensemos, meditemos, actuemos y pidamos al Buen Dios el no ser tibios, abramos las puertas del corazón para que entre en nuestras vidas, matrimonios, familias y amigos. Amén

Si desea puede comunicarse y escribirme a: padreoscar@avemariatv.com

P. Oscar.