jueves, 16 de septiembre de 2010

SI DIOS NOS CRIÓ, ALGO BUENO TENEMOS QUE TENER Y POR ESO NOS RECORDARÁN

Hay personas que al recordarlas, suscitan en el pensamiento y corazón una gran admiración, por lo que hicieron, enseñaron, acompañaron... y siempre viven en la memoria de los que tuvieron la bendición de conocerlos, unos ya descansando en la paz del Señor, otros en la ancianidad.

 

Visité a una hermana de estas llamada Magdalena Vega, de 102 años, ya anciana, pero con una lucidez mental grande, al legar a su lecho, me reconoció y me decía: Mi muchachito, donde ha estado, no me ha venido a ver, me bendijo y hasta lloraba de la emoción, de verme ahí...

 

Que vientos le traen por aquí, me dijo y le conté que andaba en las honras fúnebres de Don Yeyo González, de 97 años... (hombre trabajador, afable, progresista, Mayordomo de Esquipulas, ejemplo de padre, esposo y amigo).

 

Y me decía entonces, ya nos vamos yendo... recuerdo a tanta gente buena mis abuelos, padres, amigos, compadres; porque sabe, todos tenemos cosas buenas y por ellas nos va a recordar pues "si Dios nos crió, algo bueno tenemos que tener".

 

Me despedí de ella, luego celebré la Eucaristía por el hermano Yeyo y, desde entonces, he andado en la memoria a tanta gente buena que me han dejado huellas por su trato, educación, cortesía, amor a la Iglesia. Ejemplos que perduran en la vida y en la memoria histórica de nuestras familias y pueblos, esos héroes y santos de la vida sencilla...

 

Se me venía al corazón las Palabras del Apóstol San Pablo, ya anciano y preso que recordaba a los suyos: "Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, es decir, en mis oraciones por todos ustedes a cada instante. Y lo hago con alegría, recordando la cooperación que me han prestado en el servicio del Evangelio desde el primer día hasta ahora. Y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo el día de Cristo Jesús.

 

No puedo pensar de otra manera, pues los llevo a todos en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, todos están conmigo y participan de la misma gracia. Bien sabe Dios que la ternura de Cristo Jesús no me permite olvidarlos. Pido que el amor crezca en ustedes junto con el conocimiento y la lucidez.

 

Quisiera que saquen provecho de cada cosa y cada circunstancia, para que lleguen puros e irreprochables al día de Cristo, habiendo hecho madurar, gracias a Cristo Jesús, el fruto de la santidad. Esto será para gloria de Dios, y un honor para mí" (Filipenses 1,3-11)

 

Recordaba a Doña Filomena  y a la Niña Manuelita Robleto de Comalapa, mujeres caritativas y servidoras. A don Simeón Lorío en La Libertad, hombre honrado, trabajador, cortés y educado. A Doña Soriquita Lazo, ejemplo de madre y catequista en San Pedro de Lóvago.

 

Hoy jueves, se me viene a la memoria la Niña Chagua en Juigalpa, que con qué devoción y amor recibía la Santa Comunión, mujer dedicada totalmente al Señor.

 

Como anduve en Jinotega, mi tierra natal, se me hizo presente mi Madre María Lastenia, siempre alegre y abierta al Señor, en cada calle iba recordando a mis abuelos, tíos y parientes, y en cada uno de ellos traía a mi memoria lo bueno que fueron y que aspecto positivo de ellos hoy tenía presente.

 

Recuerdo con cariño a mi abuelo Jorge y al Hermano Benito de La Salle, al P. Ignacio Astorqui e Ignacio Amezola, Jesuítas, del Colegio Centroamérica... a Mons. Oswaldo Mondragón y el P. Santiago de Anitua sj, el P. Anselmo Salamero del Seminario.... a mis compañeros sacerdotes difuntos, Ernesto Luna, Mario Ayala, Mons. Pablo Antonio Vega... en fin...

 

Mira, siento el corazón nostálgico, al hacer presente a tantos rostros, pero también me llena de alegría el recordar lo bueno, lo imperecedero y tantas cosas lindas y positivas que me legaron aquellas personas y que hoy agradecido clamo por ellas al Señor pues hicieron vida la Palabra y dieron los Frutos del Espíritu: "En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo." (Gal 5,22-23).

 

Alabado sea mi Señor, por tantos y tantas personas, que con su ejemplo, trato, santidad y entrega hacen hoy de mi vida una ofrenda agradable, y con el compromiso de unir la fe y las obras en mi vida, y así al irme desgastando y el día de mañana me vaya de este mundo, se  pueda recordar que: "Si Dios nos crió algo bueno tenemos que tener y por eso nos recordarán"

 

Bendiciones.

P. Oscar

padreoscar@avemariatv.com