martes, 21 de diciembre de 2010

6- PREPARACIÓN A LA NAVIDAD: LA SENCILLEZ

Hermano (a), quiero invitarte a unirnos sencillamente al Señor, diciendo: Amado Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te doy gracias por tan inmenso beneficio.

En retorno te ofrezco, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédeme, Señor, tu ayuda para poderlo realizar.

Te pedimos que al prepararme a esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para mi vida, familia y comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busque más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz.

Sencillez que es la virtud de las almas grandes y de las personas nobles. Sencillez que fue el adorno de María de Nazaret tal como ella misma lo proclama en su canto de Magníficat. "Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su esclava" Lucas 1, 47 – 48

Navidad es una buena época para desterrar el orgullo y tomar conciencia de tantos males que acarrean la soberbia. Ninguna virtud nos acerca tanto a los demás como la sencillez y ningún defecto nos aleja tanto como la arrogancia.

El amor sólo reina en los corazones humildes, capaces de reconocer sus limitaciones y de perdonar su altivez. Es gracias a la humildad que actuamos con delicadeza, sin creernos más que nadie, imitando la sencillez de un Dios que "se despojó de sí mismo y tomó la condición de siervo" Filipenses 2, 6 – 11.

Crecer en sencillez es un estupendo regalo para nuestras relaciones. Recordemos que en la pequeñez está la verdadera grandeza y que el orgullo acaba con el amor.

 Oración al Niño Dios

             Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra vida, familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.

Que en estos días junto a tu pesebre aumente en mí y mis seres queridos, la fe en tu bondad, me comprometa a vivir verdaderamente como cristiano, me dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñame a comprender que donde hay amor y justicia, allí estás tú y allí también es Navidad. Amén

P. Oscar

padreoscar@avemariatv.com