jueves, 9 de diciembre de 2010

EN LOS NIÑOS Y SENCILLOS SE MANIFIESTA EL SEÑOR

En Diciembre, los Pueblos y Comunidades se visten de fiesta, de Graduaciones y Promociones, Primeras Comuniones, Bautismos, Matrimonios...
En Villa Sandino, hacen Promociones los Niños de Preescolar, los de Sexto Grado, los de Educación de Adultos, los de Quinto Año, todos con birretes, togas, peinados, tacones, sacos...
Normalmente, se reúnen en las Escuelas e inicia el Desfile, con música Filarmónica o de Chicheros por las calles. Van en fila los Promocionados con sus Padres hacia la Iglesia, donde se celebra una Acción de Gracias, luego, otra vez, a la calle en Cortejo, se dirigen a un Centro Comunitario, donde se lleva a cabo la Ceremonia de Graduación con las Autoridades Municipales. Por la tarde, la fiesta, unos con disco móvil, otros con Conjuntos Musicales.

Ah... y los comidales, destazan reces, chanchos, gallinas, tamales, arroz, chicha de maíz... el jolgorio y la algarabilla son notorios.
Y por supuesto, no nos quedamos atrás en la Iglesia, iniciamos el camino en las Comunidades del Campo y concluimos en el Pueblo. De Comarca en Comarca hacemos dos encuentros: uno con Niños de Primera Comunión y otro con la Bendición de las Familias que consiste con Bautizos y Matrimonios de hermanos que tienen años de convivir y que les dicen los Juntados.
Para el tiempo de la Purísima, en las Primeras Comuniones, al llegar a la Capilla el Catequista presenta a los Niños que darán la Primera Comunión, los Niños de la Infancia Misionera se quedan en la Capilla en un Encuentro con los Niños y Padres de Familia y yo leo con ellos el Evangelio de San Juan en el capítulo 6, converso, preparo a los Niños con preguntas sencillas sobre el Catecismo y les confieso. En ese momento se van a vestir para su Primera Comunión.
Compartimos Juan 6,28-58:
EL PAN DE VIDA: CREER EN EL HIJO DE DIOS  
Entonces le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?» Jesús respondió: «La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.» Le dijeron: «¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cielo.» Jesús contestó: «En verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. El pan que Dios da es Aquel que baja del cielo y que da vida al mundo.» Ellos dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer aun después de haber visto. Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»
Los judíos murmuraban porque Jesús había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» Y decían: «Conocemos a su padre y a su madre, ¿no es cierto? El no es sino Jesús, el hijo de José. ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo?» Jesús les contestó: «No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió. Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. Pues, por supuesto que nadie ha visto al Padre: sólo Aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre. En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. 
EL CUERPO DE CRISTO, PAN DE VIDA
Yo soy el pan de vida. Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron: aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo.» Los judíos discutían entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer carne?»
Jesús les dijo: «En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron. El que coma este pan vivirá para siempre.
En Concepción, estuve con una Niña que me sorprendió con sus respuestas.  Era bien viva, hablaba con mucha soltura y sencillez. Le pregunté: ¿Cómo te llamas? Me respondió: mi gracia es Lucerito de María, tengo nueve años y estoy para servirle al Señor y a usted. Hicimos juntos oración de perdón con los Mandamientos
¿Y te sabes el Credo? Le pregunte a lo que me respondió: Mire que no. Dios hizo todo esto que ve y nos mando a Papa Chu, que hoy me lo voy a comer en la Comunión, bien alegre con toda gente de la Capilla y ya me voy a alistar... Y salió corriendo. Sorprendente la niña y muy linda la Primera Comunión.
Al retornar al pueblo a caballo, le daba gracias al Señor, por todo lo vivido en estos días, porque en los niños y sencillos, se manifiesta el Señor. Alabado sea Jesucristo.
P. Oscar
padreoscar@avemariatv.com