domingo, 6 de febrero de 2011

Ser sal y ser luz

Pbro.  Oscar Chavarría
La Prensa (Nicaragua) - Jesús nos dice que somos “la sal de la tierra” y “la luz del mundo” (Mateo 5:13-14). Pues bien, ¡eso somos!

La sal puede servir para muchas cosas, pero lo más importante es que debe salar, es decir dar gusto a las comidas. Por eso, si la sal no sirviera para salar no tendría sentido. También la sal sirve para preservar y conservar los alimentos.

Nadie enciende una luz para esconderla. Una ciudad puesta en lo alto de un monte no consigue permanecer oculta. La vida cristiana debe ser luz, debe iluminar. No se debe tener miedo de mostrar el bien que se hace. No se hace para ser vista, pero lo que se hace, puede y debe ser visto.

La sal no existe para sí. La luz no existe para sí. Así debe ser nuestra fe: no puede encerrase en sí misma, debe ir unida a las buenas obras.  Leer más