jueves, 25 de agosto de 2011

APOSTEMOS

Hay cosas que parecen fáciles  y no lo son, decimos mucho y hacemos poco,  portarse mal es fácil, sacrificarse haciendo el bien no lo es tanto.
 
Entonces con un grupo de amigos hicimos una apuesta, negarse a sí mismo en toda la semana, teniendo presente las Palabras de Jesús: "El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por causa mía, la hallará. ¿De qué le serviría a uno ganar el mundo entero si se destruye a sí mismo? ¿Qué dará para rescatarse a sí mismo?" (Mt 16,24-26).
 
Para comprender lo que quiso decir Jesús en su mandato de llevar la cruz: es importante tener en cuenta que Jesús las pronuncia, antes de que Él fuera a la cruz. Y requiere ciertas condiciones: Él la carga voluntariamente, no es algo que se le impuso, involucra sacrificio y supone rechazo a todo mal. La cruz es símbolo del discípulo, del cristiano que conforma su vida con Jesús y no con el mundo.
 
Contrario a lo que pensamos, tomar nuestra cruz y seguir a Cristo no es una experiencia sin gozo, como alguien afirmó: «El que mira el lado blanco de la cruz, y la levanta generosamente, descubrirá que es una carga parecida a lo que son las alas para un pájaro».
 
Por eso decidimos realizar diez actividades, negándonos a nosotros mismos, teniendo como signo una cruz de madera que nos hiciera presente el compromiso adquirido... El que fallara al compromiso, le tocaba ir de rodillas una hora al Santísimo orando por cada uno.
 
Y mira que fue muy bueno en toda la semana: Sonreír cuando te quieras enojar; dar una palabra bondadosa cuando intentes decir algo desagradable; realizar una buena obra, aunque sea sencilla cada día; orar y pedirle al Señor por un ser querido cuando desees no pensar en nada. En casa, arreglar... limpiar... acomodar... si de costumbre no lo haces.
 
Hablar siempre bien de cuantos se crucen en tu camino; ofrecer un sacrificio diario en la comida, en la televisión, en la computadora; alegrar la vida a una persona amiga ya sea con una llamada, una visita o un chat; en la mañana darle gracias a Dios por la vida y leer la Palabra de Dios, y por la noche darle tiempo a la oración en familia reuniendo a la familia a una oración antes de acostarse.
 
Mira que lindo, fue llevar esta cruz voluntariamente, si me costó sacrificio, rechacé todo mal, con la cruz al pecho o en la mano conformé mi vida, me aparté del mundo y del mal y siento un gran gozo. Me negué a mí mismo, tomé la cruz y quiero entregarme al Señor por siempre.
 
P. Oscar
padreoscar@avemariatv.com