jueves, 18 de agosto de 2011

AZÚCAR "TRIPLE A"

Los niños hacen unas preguntas!!!!, que a uno lo dejan pensando y no sabe como contestarles. Estaba en un encuentro con la Infancia Misionera y un niño levantó la mano y me dice: Mire, ¿Cómo sé si Dios existe, si nunca lo he visto?. Ya me fregó me dije internamente.

Ya, pensé rápido, ya vengo y platicamos... salí corriendo todos los chigüines quedaron emocionados con la pregunta...


Fui a casa, busqué vasos, dos picheles con refresco uno con azúcar y otro sin azúcar. Al regresar al todos estaban esperando... les di a cada uno un vaso y refresco, pero con la condición de no probarlo, hasta que les diera a todos: ahora comenzamos...

Dios es como el azúcar que está en el refresco que tienen en la mano, se miraban todos extrañados... ven el azúcar... !!!NOOOOOOOOOOOOOO!!!, ahora prueben un poco de refresco... se tomaban el refresco y lo saboreaban. Dios es como el azúcar que está en cada refresco que a diario tomamos, si no le ponemos azúcar, queda sin sabor... Igual es Dios no lo vemos...  pero cada día da sabor y sentido a nuestra vida.
Luego pregunté a los niños como sería la vida sin Dios: y les pasamos un vaso de refresco pero sin azúcar, ellos no lo sabían, y al probar el refresco hicieron cara amarga...

Les invité posteriormente a la Capilla, y gracias a Dios estaba preparando un encuentro de oración y me salió como anillo al dedo, le hice unos cambios y la integré al tema del Azúcar.

Hicimos una oración con el vaso simple en la mano y pusimos en el Altar la Palabra de Dios y una azucarera adelante, los niños pasaban, ponían azúcar a su gusto, regresaban a su lugar sin tomar del refresco y decíamos:

Azúcar, es sinónimo de dulce. Si queremos tomarnos ese refresco bien dulcito y que nuestra vida sea dulce, vamos a poner azúcar a nuestra vida.
Niños, nuestra vida debería ser así, llena de dulzura, de alegrías, deberíamos vivir felices. Con pocas amarguras, pero en muchos casos es al revés, muchas penas, abundante es el sufrimiento y el dolor, excesivos días de amarguras y tristezas.
Quiero compartir con ustedes una fórmula para transformar sus días amargos, en días dulces. La fórmula la denominaremos "TRIPLE A": AMOR - ALEGRIA - AGRADECIMIENTO
       
Un niño salió con un cartelón que decía AMOR: Un niño tomando la Biblia del Altar leyó de 1aJuan 4,10 "En esto está el amor: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amo primero…"
Si intentamos amar, sin primero ser amados tarde o temprano nos rendiremos en el intento por lograrlo, pues la Palabra de Dios dice que el amor consiste en que DIOS NOS AMO PRIMERO,  por eso es necesario, dejar que este amor divino inunde tu vida, inunde tu mente y tu corazón. Sentir y experimentar el amor  de Dios, te permitirá endulzar tus días. Y tomamos todos un poquito de refresco.

¿Quieren más azúcar? ¿Quieren endulzar mas sus días?... Siiiiiiii respondieron todos emocionados.
 Vino otro niño con un cartelón que decía ALEGRÍA: Otro leyó: Juan 15,11 "Les he 1dicho todas estas cosas para que mi alegría este en ustedes y su alegría sea completa"
Niños ustedes pueden hoy estar felices, pero luego llegan,  los otros días de la semana y los acontecimientos que les suceden le producen mucha tristeza y amargura.
Jesucristo nos indica que la finalidad de su Palabra es para que su alegría en nuestra vida sea permanente, escuchar al Señor y conocer su Palabra hará que el gozo, la alegría y la felicidad de este encuentro sea plena toda la semana, a pesar de las circunstancias.

Salió finalmente otro niño con un cartel que decía: AGRADECIMIENTO, otro leyó Filipenses 4,4-6: "Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres y den a todos muestras de un espíritu muy abierto. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica"
Primero hicimos peticiones, cada niño pedía a Dios: por su vida, sus padres, hermanitos, maestros, amiguitos... Después le dimos gracias por lo que pedimos: por lo vida, sus padres, hermanitos, maestros, amigos...

Finalmente, hicimos vivas. Viva Dios, Viva el Azúcar, Viva el Amor, Viva la Alegría, Viva el Agradecimiento...

Ahora, niñito... ya conoces la fórmula que te permitirá fabricar en tu vida la felicidad, la alegría permanente. Y seguro de tanta alegría y dulzura se atreverás  a tomarte cada día un refresco con azúcar. Amen

Padre Oscar
padreoscar@avemariatv.com