viernes, 23 de septiembre de 2011

San Pío Pietrelcina


El Padre Pío nació en el seno de una humilde y religiosa familia de agricultores, el 25 de mayo de 1887, en una pequeña aldea del Sur de Italia, llamada Pietrelcina. Recibió su primera instrucción de un maestro privado y a la edad de 15 años hizo su ingreso en el Noviciado de los Padres Capuchinos en la Ciudad de Morcone.

De débil salud, pero de excepcional fuerza de voluntad, pudo completar sus estudios y gracias a una continua asistencia divina tuvo la ansiada ordenación sacerdotal. El 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del P. Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (recuerden que San Francisco no era sacerdote).   Grandes multitudes, de todas las nacionalidades pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables.



Diariamente recibía centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado y su dirección espiritual, la cual ha siempre significado un retorno a la serenidad, a la paz espiritual y al coloquio con Dios.    Toda su vida no ha sido otra cosa que una continua oración y penitencia, lo cual no impedía que sembrase a su alrededor felicidad y gran alegría entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría o de un extraordinario sentido del humor.   El Papa Juan Pablo II lo conoció personalmente en 1947, poco después de su ordenación sacerdotal. El Padre Pío profetizó que aquel joven sacerdote sería un día Papa.   El Señor lo llamó a recibir el premio celestial el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años.

Durante 4 días su cuerpo fue expuesto ante millares de personas que formaban una enorme columna que no conoció interrupción hasta el momento del funeral, al cual asistieron más de cien mil personas.   Millones visitan su tumba en el pueblo de San Giovanni Rotondo, Italia. Entre ellos el Papa Juan Pablo II. El P. Pío está sepultado en la cripta del Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, San Giovanni Rotondo.

Los preliminares de su Causa de Beatificación y Canonización se iniciaron en noviembre de 1969.  Declarado Venerable el 18 de diciembre de 1997 y Beato, el 2 de mayo de 1999. Declarado Santo el 16 de junio de 2002, en la Plaza de San Pedro en Roma, por S.S. Juan Pablo II.     Fechas importante en la vida de San Pío Pietrelcina  25 de mayo, 1887. Nace en Pietrelcina, Benevento, en el sur de Italia. Sus padres, Grazio "Orazio" Mario Forgione  (1860-1946), granjero, y María Giuseppa de Nunzio Forgione (1859-1929).  26 de mayo, 1887. Bautizado en la Iglesia de Santa María de los   Ángeles. Recibe el nombre de Francesco Forgione.     27 de mayo, 1899. Recibe el Sacramento de la Confirmación.  6 y 22 de enero, 1903.

A los dieciséis años entra al noviciado de Marcone. El 22 de enero es investido con el hábito de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Toma el nombre de Fra Pío (Fra por Fratello/Hermano).    22 de enero, 1904. Terminado el año de noviciado hace la Primera Profesión (profesión temporal) de los Consejos Evangélicos de Pobreza, Castidad y Obediencia.  Entra al convento de la provincia monástica y estudia para ordenarse sacerdote. 1907.

Al cumplirse los tres años de los votos temporales hace su  profesión perpetua o votos solemnes..     10 de agosto, 1910. Con férrea voluntad se sobrepone a graves problemas de salud, es ordenando sacerdote en la capilla del Arzobispo de Beneveto, pero los problemas de salud le obligan a residir con su familia, por largos períodos, hasta el 1916.   Septiembre, 1910. Recibe los estigmas visiblemente por primera vez, pero por poco tiempo y de forma intermitente. 

Ruega a Dios se los quite. Confía el acontecimiento únicamente a su Director Espiritual.   Noviembre, 1911. El suceso sobrenatural llega a la atención de sus superiores cuando es observado un día en éxtasis.   28 de julio, 1916. Llega al Convento de San Giovanni Rotondo y permanece allí hasta su muerte.    5 a 7 de agosto, 1918. Transverberación del corazón,  le causan heridas visibles en su costado. (La Transverberación del corazón es una experiencia mística de ser traspasado en el corazón, que indica la unión de amor con Dios.)  20 de septiembre, 1918. Mientras reza, luego de la Misa, en el área del coro de la antigua Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias, aparecen los estigmas de forma visible y permanen- te.  El fenómeno perdurará por los próximos 50 años.    1919.

Comienzan a circular rumores en el pueblo del posible traslado del ¨santo¨ de San Giovanni Rotondo, lo que agita grandemente a la población.     2 de junio, 1922. El Santo Oficio (hoy Congregación para la Doctrina de la Fe) prohíbe apariciones públicas y el acceso del público a Padre Pió.  1924-1931. En varias ocasiones la Santa Sede rechaza que el fenómeno sea de origen sobrenatural.   9 de junio, 1931. (Solemnidad de Corpus Christi). La Santa Sede ordena al Padre Pío desistir de toda actividad salvo la celebración de la Santa Misa, la cual sólo podrá celebrar en privado.  

Principios de 1933. El Santo Padre Pío XI ordena al Santo Oficio que de marcha atrás y deje sin efecto la  prohibición que pesaba sobre el Padre Pío de celebrar públicamente.  Su Santidad Pío XI comenta al respecto: "Nunca sentí mala disposición hacia el Padre Pío, pero sí fui malamente informado."     1934. Las facultades del Padre Pío son restauradas poco a poco. Se le permite confesar primero a hombres (25 de marzo, 1934) y luego confesar a mujeres (12 de mayo, 1934).    23 de septiembre de 1968. Fallece serenamente en su celda a las 2:30 de la madrugada. Murió saludable y sin los estigmas, así como había profetizado en cierta ocasión. Sus últimas palabras: "Gesú e Maria" (Jesús y María).   26 de septiembre, 1968.

El cuerpo del Padre Pío se entierra en una cripta en la Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias. Asisten al funeral más de 100,000 personas.






Oremos  


Tú, Señor, que nos has dado un modelo de perfección evangélica en la vida ejemplar de San Pío de Pietrelcina, concédenos, en medio de los acontecimientos de este mundo, que sepamos adherirnos, con todo nuestro corazón, a los bienes de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.