Por: Pbro. Oscar Chavarría
Estaba en la comunidad de El Guarumo, se me acerca un campesino y me dice: Mire, ¿cómo le pinta esta Navidad?... Aquí la esperamos alegres de corazón y sorprendidos por el gran amor del Señor en el Niño Jesús, con María y José. La esperamos con posadas, villancicos, estrenos, gallina rellena, chicha, juguetes... pero también con la disposición de dejarnos guiar por María y José, para que el Niño Dios tenga un pesebre en cada creyente, que encuentre posada en cada hogar. Y como comunidad haremos una fiesta con los viejitos y los niños, a ver que nos trae...
Y es cierto, la verdadera alegría de la Navidad no es exterior sino interior, dale en estos días sentido cristiano, y no simplemente utilices el nombre cristiano, sin vivirla como tal.
Has de alegrarte porque Dios te ha dado la vida, la familia y eres hijo suyo y, además, en Belén te demostrará una vez más su gran amor: Jesús. En esta Navidad, alégrate en medio de las contrariedades. Sonríe, aunque a veces, estés llorando por dentro. Alégrate aunque la suerte no te sonría. Dios te acompaña y, tarde o temprano, te dará respuesta, porque Dios sale a tu encuentro. Se hace hombre para salvarnos, para que le veamos, para romper las distancias existentes entre la tierra y el cielo.
Alégrate para infundir alegría a nuestro mundo. El pesimismo no se combate con más actitudes de tristeza y, por el contrario, sí con una buena dosis de alegría cristiana. Y ten presente que aunque, aparentemente, no consigas los efectos deseados. Tampoco Dios, en Belén, se hizo sentir con mucho éxito sino todo lo contrario.
En estos días, que se note que eres cristiano. Que irradies la alegría de la próxima Navidad: Dios en medio de nosotros. Alégrate y, lejos de pretender que cambien los demás, cambia un poco tú. Que el Señor, cuando llegue, encuentre por lo menos tu camino limpio y bien preparado para su Nacimiento.
Por otra parte, sorpréndete ante la Navidad. No te dejes arrastrar por el consumo y lo secundario. Abre tu vida y familia ante la Sagrada Familia de Nazaret, no hay efecto mayor, en estos días, que abrirnos en cuerpo y alma y dejar que Él nazca en nuestros corazones, en nuestras familias, dale tiempo a Dios y te bendecirá.
Hoy también María y José te piden posada en tu casa, en tu comunidad, en tu pueblo.... dales posada y también a ti como a María y José, el Señor te dará la oportunidad de tenerle entre tus manos, de mirarle fijamente en el pesebre. ¡El Niño te sorprenderá!
Finalmente, si vives con fe, con devoción, con espíritu de Navidad, y preparas esta fiesta en familia, puedes hacer que Jesús sea conocido, amado y respetado. Si compartes lo que tienes e involucras a toda tu familia, con el necesitado, con los pobres y los niños, puedes hacer que pinte de amor esta Navidad. ¡Ah! y sin dejar de hacer los preparativos culinarios, será más importante prepararte como persona, en familia al Nacimiento del Niño Dios. El autor es sacerdote y párroco de Villa Sandino, Chontales.
Que se note que eres cristiano. Que irradies la alegría de la Navidad: Dios en medio de nosotros. Alégrate y, lejos de pretender que cambien los demás, cambia un poco tú.
