viernes, 1 de junio de 2012

Cartas robadas al Papa

(RV).- 00:04:18:74 «En el Papa no ha disminuido la serenidad que lo lleva a gobernar la Iglesia con determinación y clarividencia». Es lo que desea decir el arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, sobre el asunto de las cartas robadas al Santo Padre, presuntamente por su ayuda de cámara. Mons. Becciu alienta a que «hagamos nuestra la parábola evangélica que el Papa Benedicto ha recordado hace pocos días: el viento se abate sobre la casa, pero ésta no se derrumbará. El Señor la sostiene y no habrá tempestades que puedan abatirla».

En una entrevista, publicada por L'Osservatore Romano, este miércoles, el arzobispo Becciu señala que ha visto al Santo Padre «dolido, porque, por lo que ha podido verse hasta ahora, alguien cercano a él parece responsable de comportamientos injustificables desde cualquier punto de vista. Cierto, en el Papa prevalece la piedad por la persona implicada. Pero queda el hecho de que ha sufrido una acción brutal: Benedicto XVI ha visto publicadas cartas robadas de su casa, cartas que no son simple correspondencia privada, sino informaciones, reflexiones, manifestaciones de conciencia, incluso desahogos que ha recibido únicamente en razón de su ministerio».

«También por eso el Pontífice está particularmente dolido, por la violencia que han sufrido los autores de las cartas o los escritos dirigidos a él», añade el sustituto de la Secretaría de Estado, que luego pone de relieve que la publicación de estos documentos es «un acto inmoral de inaudita gravedad. Sobre todo porque no se trata únicamente de una violación, ya en sí misma gravísima, de la reserva a la que cualquiera tiene derecho, sino también de un vil ultraje a la relación de confianza entre Benedicto XVI y quien se dirige a él, también para expresar en conciencia una protesta. No se han robado simplemente algunas cartas al Papa, se ha violado la conciencia de quien se ha dirigido a él como al Vicario de Cristo, y se ha atentado al ministerio del Sucesor del Apóstol Pedro».

Tras subrayar que «no se puede tratar de justificar la publicación de las cartas con una pretensión de transparencia y reforma de la Iglesia: no es lícito robar ni aceptar lo que otros han robado», el arzobispo Becciu reitera «no puede haber renovación que pisotee la ley moral, quizá basándose en que el fin justifica los medios, un principio que además no es cristiano».

Ante una parte de los artículos publicados por la prensa, en estos días, que insiste en que las cartas robadas revelan un mundo turbio dentro de los muros del Vaticano, Mons. Angelo Becciu observa que «los documentos publicados no revelan luchas o venganzas, sino esa libertad de pensamiento que, en cambio, se dice que la Iglesia no permite. (…) Los diversos puntos de vista, incluso las valoraciones contrastantes, son más bien normales. Si alguien se siente incomprendido, tiene todo el derecho de dirigirse al Pontífice. ¿Dónde está el escándalo? Obediencia no significa renunciar a tener un juicio propio, sino manifestar con sinceridad y hasta el fondo el propio parecer, para luego aceptar la decisión del superior. Y no por cálculo, sino por adhesión a la Iglesia querida por Cristo».

Respecto a la imagen del Vaticano que se está transmitiendo estos días, el arzobispo Sustituto de la Secretaría de Estado afirma que siente mucho que esté tan deformada, pero que «ello nos debe hacer reflexionar y estimularnos a todos nosotros a esforzarnos a fondo para hacer que se vea una vida más conforme con el Evangelio».
(CdM – RV)