lunes, 28 de junio de 2010

TE HE NEGADO, PERO TE AMO... JESÚS

El Patrono de Villa Sandino, es San Pedro, Apóstol, y al preparar la Celebración de esta Fiesta, me puse a leer la Palabra encontrando, por una parte, las Negaciones de Pedro y por otra, la Confirmación del Amor de Jesús a Pedro, y como en un espejo, ver mi vida y con sinceridad compartirla con ustedes, mis hermanos y amigos.

Siempre me han impactado las negaciones de Pedro, pues de él Jesús dijo: "Yo te digo, tú eres Pedro, y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no podrá contra ella" (Mt 16,18).
Me llama la atención que el Evangelio no oculta este momento de la vida de Pedro, no oculta su debilidad, su negación, porque el amor de Dios no está condicionado por su debilidad. Y al ver mi vida, me enseña a ser honesto con la realidad, a reconocer cuando fallo, a ver mi pecado, y saber que mi vida está, en las manos de Dios

Las Tres Negaciones de Pedro

En Marcos 14,67 -68, encontramos la primera negación: "Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, pasó una de las sirvientas del Sumo Sacerdote. Al verlo cerca del fuego, lo miró fijamente y le dijo: «Tú también andabas con Jesús de Nazaret.» Él lo negó: «No lo conozco, ni entiendo de qué hablas.» Y salió al portal".
Pedro se hace el desentendido, no quiere quedar mal con nadie, ni con la sirvienta, ni con Jesús, es la vida doble, este es el primer paso del pecado... sé, pero no reconozco, en muchas ocasiones no enfrento las cosas, no quiero quedar mal con uno ni con el otro.

La segunda vez, es acusado abiertamente en Mc 14,69 - 70: "Pero lo vio la sirvienta y otra vez dijo a los presentes: «Este es uno de ellos.»
Y Pedro lo volvió a negar". Ahora si... niega ser del grupo de Jesús, niega ser discípulo
La tercera vez, ya no es la criada sino los que estaban allí Mc 14,70-71: Después de un rato, los que estaban allí dijeron de nuevo a Pedro: «Es evidente que eres uno de ellos, pues eres galileo.» Entonces se puso a maldecir y a jurar: «Yo no conozco a ese hombre de quien ustedes hablan.»
Ahora da un paso más allá, niega conocer a Jesús, al Maestro, así niega su propia vida... Pedro ya no es Pedro, todo termina... rechaza a Jesús, rechaza su vocación cristiana, aquí está el pecado.

Después de esta tercera negación Mc 14,72: "En ese momento se escuchó el segundo canto del gallo. Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres», y se puso a llorar."
Pedro se da cuenta que ha mentido,   ha sido cobarde, resuenan en su interior las palabras de Jesús, se desespera y llora.... le falló a Jesús, se falla a sí mismo, no sabe qué hacer, está fracasado
 
Jesús está, en el piso de arriba, es interrogado por las autoridades judías (Mc 14,55-65),  Y proclama: «Yo soy, y un día verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha de Dios poderoso y viniendo en medio de las nubes del cielo.»
Jesús habla abiertamente no oculta su verdad, aunque ello lo lleve a la muerte. Jesús confiesa valientemente, es testigo, enfrenta la Pasión confiado en Dios
En cambio, Pedro, en el piso de abajo, (Mc 14,53)  no es testigo, es víctima de su miedo y debilidad. Pedro niega ser discípulo, hasta lo desconoce, no puso su confianza en Dios, sino en sus fuerzas.

¿Por qué Pedro negó a Jesús?

Ciertamente el amaba a Jesús, había dejado todo para seguirlo (Mc 1,16-18). Pero se creyó más que los demás, y lo expresaba así: "Aunque todos te abandonen, yo no" (Mc 14,29). Esta negación le enseñará que el también es capaz de negar y abandonar a Jesús. Yo también niego al Jesús, cuando me creo más que los demás y los juzgo, aun cuando yo también fallo, peco y soy débil.
Tengo que aprender que todos somos iguales , no debo creerme superior o más que los demás. No soy quien para juzgar y condenar a los demás, como dice Santiago 4,11-12: "El que habla mal de un hermano o se hace su juez, habla contra la Ley y se hace juez de la Ley. Pero a ti, que juzgas a la Ley, ¿te corresponde juzgar a la Ley o cumplirla? Uno solo es juez: Aquel que hizo la Ley y que pude salvar y condenar.

Pero, ¿quién eres tú para juzgar al prójimo?"

Por otra parte, Pedro confiaba excesivamente en sí mismo: "Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré" (Mc 14,31). Puso su confianza en él y no en Jesús. Igualmente, yo creo que soy fuerte y todo lo puedo, y en verdad no es así, necesito más de Dios, de dejarme conducir por Él.
En muchas ocasiones confío exageradamente en mis fuerzas y me olvido de poner mi confianza en Jesús, y es por eso que en muchas ocasiones soy víctima de mis debilidades y peco... reconozco las palabras de Jesús "Estén despiertos y oren para no caer en la tentación; pues el espíritu es animoso, pero la carne, débil." (Mc 14,38). Para seguir adelante en la vida he de tener puesta la confianza en Dios y en la oración.

Finalmente, Pedro creía que él iba a salvar a Jesús, cuando llegaron a prender al Señor en el Huerto, "sacó la espada y, dando un golpe al criado del sumo sacerdote, le cortó una oreja". (Mt 26,51).
Lo iba a salvar con violencia, con la fuerza de los hombres no con los planes de Dios, por eso el mismo Jesús le reprende: "Guarda tu espada, que todo el que pelea con espada, a espada morirá". (Mt 26,52). Jesús condena la violencia, pues es en la entrega, pasando por la cruz y la muerte, quien dará fuerza a los discípulos después de la Resurrección. No es el discípulo el que salva al Maestro, sino que es el Maestro el único Salvador del discípulo. De la misma manera, no es con mis fuerzas, que voy a cambiar el mundo, sino en la confianza en Dios, es Jesús el que salva, el que conduce, el Rey.

En el camino de la fe, cuando creo que puedo realizar algo por Jesús y me olvido de esperar todo de Él y  poner en Él mi confianza, tarde o temprano, haré la experiencia de lo limitado de mis fuerzas, mi fuerza está en Jesús, es Jesús quien me salva.
El discípulo no va adelante, marcándole el camino al Maestro y creyendo saber y poder más que Él, sino que va detrás, siguiéndole humildemente, aprendiendo y arriesgándolo todo por Él.

Pedro, tres veces confirma su amor a Jesús

A la triple negación de Pedro corresponde una triple demanda de amor, una renovación y una restauración de su misión de discípulo en vista de asumir la Misión de Pastor y jefe de la Iglesia. Él tendrá por misión fortalecer a sus hermanos en la fe del Resucitado.

"Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.» Le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Pedro volvió a contestar: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas.» Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.» En verdad, cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas a donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras.» Jesús lo dijo para que Pedro comprendiera en qué forma iba a morir y dar gloria a Dios. Y
añadió: «Sígueme.»." (Jn 21, 15-19)

Pedro soy yo en mis negaciones, en mis debilidades de cristiano, en mis miedos a comprometerme en nombre de mi fe al Cristo Resucitado.
Pedro, soy yo que puedo escucharme decir, "¿tú me amas?" . Y a continuación de mi respuesta, recibir mi propia misión de "Testigo de Cristo" en el medio en que vivo, según mi vocación.

Señor, tú me conoces a fondo. Tú sabes bien que yo te amo.
Yo te amo, y te lo digo con todo mi amor y corazón en mi oración,
Yo te amo aun cuando en mi vida cotidiana,
no logro demostrártelo como debiera.

Tú sabes bien que yo te amo,
aun cuando me pregunto si mi amor es verdadero y sincero,
y para mi vivir es amar y amar a mis hermanos y hermanas en ti.
Hoy, como Pedro, quiero entregarte todo mi corazón.

Tú sabes que yo sufro, por no poder amarte con mayor generosidad...
Yo te amo y yo sé que tú conoces la verdad de mi pobre amor
y que tú aprecias el valor de mi amor.

Pues...  TÚ ESTÁS VIVO.

P. Oscar