martes, 29 de junio de 2010

HACER CALLAR AL OTRO, de Monseñor Silvio José Baéz

El silencio no siempre es fruto de una decisión libre de la persona. A menudo las personas y los grupos sociales son obligados a callar, no tienen derecho a decir su palabra, sobre todo cuando ésta es crítica e inquietante y se presenta como desestabilizadora del statu quo.

El caso más significativo en la Biblia es el de los profetas silenciados. Siendo los profetas llamados a transmitir la palabra de Dios y a interpretar su voluntad en la historia, obligarlos a callar es un hecho gravísimo, con el cual se desconoce la autoridad suprema de Dios que les ha mandado hablar. Basta recordar todas las expresiones negativas construidas con el verbo hebreo naba', «profetizar», con los que se busca silenciar la palabra profetica: «¡no profeticéis!» (Am 2,12), «¡no sigas profetizando!» (Am 7,13); «¡No profetices contra Israel!» (Am 7,16); «¡No profetices en nombre del Señor!» (Jer 11,21) . La violencia contra la palabra profética es un acto perverso con el que se excluye de la convivencia humana la instancia crítica suprema de la palabra divina, que juzga e ilumina la historia.  Leer más