viernes, 26 de noviembre de 2010

¿Es posible perdonar a quien me fue infiel?, me decía una amiga..., su esposo le confió,  luego de mucho tiempo, las infidelidades cometidas en el pasado, él nunca se había atrevido a expresarlo, pero el Señor le puso en el corazón el deseo de volver a comenzar y prometió expresarlo, sabiendo las consecuencias que conllevaba. 
 El amigo, luego de orar y confesarse, tomo la decisión de hacerlo cuando el momento o circunstancia se pudiera y así fue. La esposa reaccionó con la separación, la decepción y todo lo que ello conlleva y claro, tiene la razón.

 Como David, que falló, pecó, fue infiel, pero que también se arrepintió y pidió perdón, oraba diario diciendo el Sal 50, 3-11: "Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta. Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado. Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios. Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre. Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio. Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste. Aparta tu semblante de mis faltas, borra en mí todo rastro de malicia. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu."
 La infidelidad es una de las causas más comunes de crisis o rupturas definitivas en la pareja; dentro de las grandes inquietudes de quienes deben enfrentar este problema, está el dilema frente al futuro de la relación: separarse o perdonar y perdonarse a sí mismo
 Separarse y terminar el Matrimonio es la solución más fácil y la elegida por la mayoría de las personas que atraviesan por un caso de infidelidad. Con esta actitud se deja de lado la posibilidad de buscar solución a un conflicto, que si bien es grave, puede ser doblegado por la buena disposición que ambos tengan por encontrar juntos la salida a un laberinto complicado, pero superable si existe la iniciativa de lograrlo.
 Perdonar implica un profundo proceso de reencuentro con el amor que aún pueda existir, reuniendo a quienes sienten el arrepentimiento verdadero de disculpar un error humano y 'apostar' por un volver a empezar cuando las circunstancias así lo permitan.
 Es lógico que un engaño como éste provoque ira, donde la decepción sea el sentimiento primario ante un hecho que quiebra los esquemas y momentáneamente augura un futuro negro; que cambia los sueños por pesadillas y al ser amado lo puede llegar a transformar en el más odiado. Sin embargo, se debe tener en cuenta que, a veces, la víctima de esta traición ha sido quien en alguna medida, e inconscientemente, propició ciertas condiciones para que el adulterio se desarrollara, sin que ello signifique aminorar o justificar la culpa del infiel.
 La sombra de la infidelidad no se borra tan fácilmente. El hecho de que tu pareja haya tenido la valentía de decirte que ha sido infiel es muy importante, ya que demuestra que le importas y tiene voluntad de solucionar la situación. Si decides perdonarle, tienes que saber que el camino no será fácil y tendrá que esforzarse en demostrarte que puedes confiar en él.
 Es válido analizar este tema desde otro punto de vista que no sea el condenatorio, más bien desde una perspectiva que incluya el perdón y el reconocimiento de culpas, con todo el gran sufrimiento que ello implique y el arrepentimiento verdadero que incluye un acto de dicotomía trascendental en una pareja. Por una parte la víctima de una infidelidad debe perdonar a quien provocó una gran herida -donde contradictoriamente el verdugo es el ser más amado-; por otro lado el infiel debe indultarse a sí mismo por el gran error que significó herir a quien se ama.
Luego de cierto tiempo, tomaron la iniciativa de conversar y comunicarse, Isabel tomó el arrepentimiento y Francisco el perdón como despertadores de aquel amor, que como él lo afirma, "estuvo dormido durante el tiempo que duró su separación". Al parecer la alerta dio resultado. En este tiempo de reencuentro, no han dejado de usar al "amor" como pila de larga duración para continuar en un proceso diario de reconstrucción de la armonía de pareja.

TODO LO SUPERA EL AMOR

En la medida que el vínculo es más sólido existe la posibilidad de seguir con una relación donde hubo infidelidad por parte de uno de los cónyuges. Cuando el amor y la profundidad de la relación permite superar esa aventura, ambos salen fortalecidos.
Para muchos, en este testimonio el perdón puede que no tenga cabida, pero más allá de lo que la razón analiza y lo que un subjetivo concepto de dignidad pueda soportar, hay algo más fuerte, que muchas veces no sabemos comprender, y es el amor. Un poder que cura heridas que parecen imborrables, perdonando errores tan graves como un adulterio y profundiza lazos desconocidamente fuertes e irrompibles como los de una pareja.
El temor de muchas personas es el perdonar y que luego se vuelva a repetir la situación. Quienes han cometido este engaño y sienten arrepentimiento, optan por enmendarse, terminan con la historia cuando se dan cuenta del dolor que han provocado y valoran su unión por sobre la aventura. "El perdón es el máximo acto de libertad"

PERDONAR ES UN ACTO LIBERADOR, exclusivo de los seres espiritualmente superiores. Se logra sólo después de enfrentar el dolor, valorar el costo y regalar cuanto perdimos.
La IRA es un fuego que quema repentinamente como reflejo sano de todo ser humano que ha sido afectado por otro. El perdón verdadero son las cenizas de la ira extinta.
El PERDON es la aceptación pacífica de los hechos, la conciencia de que todo lo ocurrido nos ha dado mayor madurez, la renovación del amor propio y del amor a Dios.
Al PERDONAR, se es capaz de bendecir al agresor, brindarle ayuda desinteresada y desearle sinceramente lo mejor. La mejor manera de extraer de nuestra alma el veneno que nos inyectan otras personas es perdonado. Quien perdona no le hace ningún favor a su agresor, se lo hace a sí mismo.

Que el Señor ilumine, bendiga y que el amor venza cualquier infidelidad en nuestros Matrimonios. Amén

P. Oscar