domingo, 28 de noviembre de 2010

VIVE EL ADVIENTO PERSONALMENTE Y EN FAMILIA

1. En actitud de espera.
El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la Buena Nueva. El Adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.


2. Esperando el retorno a Dios.
La experiencia de frustración, de contingencia, de ambigüedad, de cautividad, de pérdida de la libertad exterior e interior de los hombres de hoy, puede suscitar la sed de Dios, y la necesidad de «subir a Jerusalén» como lugar de la morada de Dios, según los salmos de este tiempo. La infidelidad a Dios destruye al pueblo. Su fidelidad hace su verdadera historia e identidad.
El Adviento nos ayuda a conocer mejor a Dios y su amor al mundo. Nos da conocimiento interno de Cristo, que siendo rico por nosotros se hace pobre.

3. En un camino de Conversión.
Con Cristo, el Reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del Adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios ... » (Is 40,3-5). El Adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.

4. Aceptanao a Jesús, que es el Mesías.
Será el liberador del hombre entero. Luchará contra todo el mal y lo vencerá no por la violencia, sino por el camino de una entrega de amor. La salvación pasa por el encuentro personal con Cristo.

5. Con gozo y alegría.
El Reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El Adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.

6. Compartiendo y teniendo misericordia
Así como Dios nos da al Mesías, en el seno Santísimo de María y comparte con nosotros su condición humana, así nosotros compartimos con los niños, ancianos y enfermos lo que el Señor nos da.

7. En unión con la familia en José y María
El tiempo de esta espera, con la Sagrada Familia de Nazaret es también un santo momento para reencontrarse con la familia, no solo en la fiesta y los preparativos, sino también en el dar gracias a Dios juntos, en la oración familiar.

Ah pero sobretodo no se olviden el porqué del Adviento: prepararse al encuentro de Jesús, con María y José, personalmente y con tu familia.

 P. Oscar