domingo, 3 de julio de 2011

SENCILLOS COMO NIÑOS

Padre Oscar Chavarría
Estaba leyendo el Evangelio: "Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado".

Me puse en oración y luego di una caminata por el pueblo, y mientras caminaba comencé a observar a los niños que me encontraba y descubrí en ellos lo que la Palabra me decía, de la gente sencilla, pues ellos son los más sencillos, y mira que fue una linda experiencia.

Por una parte me detuve en las buenas cualidades para imitarlas y las malas para no practicarlas.

Me encontré a un niño haciendo un berrinche, se revolcaba en el piso, lloraba, gritaba, porque no le dieron un helado... cuantas veces me pasa lo mismo cuando no me dan o no salen las cosas a como quiero.

Vi a otro, agarrando la falda de su mamá, llorando para llamar la atención, de igual manera lo hago cuando quiero que me vean o noten.

Un pequeño era llevado de la mano presuroso, su padre lo agarró y sin decir nada lo seguía desorientado, y a veces como niño soy llevado de un lado al otro por modas y doctrinas.

Y caía en la cuenta, que muchos cristianos nos quedamos en la infancia en Cristo y nunca llegamos a crecer o madurar. No distinguimos entre lo limpio y lo sucio, levanto cualquier cosa del suelo y lo llevo a la boca, sin saber el daño que hará.

El Señor me pide limpieza espiritual, pero a veces no sé distinguir entre lo bueno y lo malo, entre la lglesia y el mundo, entre lo limpio y lo sucio. Y ciertamente un niño así, no es el que quiere el Señor.

Fui a la pulpería y una niña, muy servicial quería atenderme y así ayudar a su mamá y pensar que así todos comenzamos, en todo queremos ayudar, después ni por compromiso.

Luego vi a un niño, sin camisa, con su pacha de leche y se lambeteaba, y cuando me vio pasar me extendió su pachita y me dijo: "Paye ta rica", y sí... el cristiano necesita alimentarse de leche pura, sin mezcla, para estar fuerte y crecer bien.

Otro al verme hablar con este niño, sacaba la cabeza por pura curiosidad, y hasta me preguntó qué andaba haciendo por allí y me interrogaba. Cuando algo es nuevo todo lo quiere saber, pregunta, pero con el tiempo como que se pierde el encanto.

Me detuve viendo una niña jugar con su muñeca, le hablaba, se reía sola, y es que el niño no tiene malicia por esto no tienen pecado, igual nosotros no debo de pensar maliciosamente de todo y de todos.

Ya cansado, me senté en casa de un vecino y me vinieron a poner quejas de dos hermanitos que se habían peleado, les llamé, todos avergonzados y con la cara baja, se sentían regañados y sin decirles nada, los acerqué y se dieron un abrazo, y siguieron jugando, los niños no saben guardar rencor, pelean y olvidan.

Los niños dependen de otros, solos no pueden dirigir sus pasos y mantenerse de pie. Necesitan la ayuda de grandes y fuertes que los ayuden a vivir. Necesitan de sus padres. ¡Y yo que creo que no necesito de nadie!

En fin, Dios me muestra su camino y he de nacer de nuevo como un niño, no debo ser un niño de malos hábitos, sino un niño con buenas cualidades. ¿Y vos?

P. Oscar
Religión y Fe, La Prensa