Mi mamá me llamo la atención el otro día, tenía razón he fallado, no me deja pasar una... me compartía un joven el otro día y es que es necesaria la corrección, para ella, solamente hay una ley: El amor. A esto se refería San Agustín diciendo: "Ama y haz lo que quieras. Si te callas, cállate por amor. Si hablas, habla por amor. Si corriges, corrige por amor.
Si perdonas, perdona por amor.
Mantén en el fondo de tu corazón la raíz del amor. De esta raíz no puede nacer más que el bien".
La comprensión y aceptación de los defectos de los demás no significa que tengamos en nosotros una actitud pasiva. El estar siempre dispuesto a perdonar no puede suponer una actitud de silencio ante los fallos de los demás. Desentenderse es lo más cómodo, menos complicado... y caemos normalmente en la critica por la espalda, las indirectas, las chifletas. O no dejo que nadie me diga nada, ni se meta conmigo. Y date cuenta que el mejor padre, madre, amigo no solo es con el que me llevo super, me mima, se ríe de todas las locuras, sino también el que me corrige cuando fallo, me exige disciplina en la vida y me ilumina en los errores, me llama la atención ante mis actitudes que me hacen verdadero daño. Había una vez un gerente que tenía a cargo mucho personal, era un hombre carismático, con una gran elocuencia. Reunía al personal y les daba instrucciones y apoyo en relaciones humanas. Siempre había una mujer que le llevaba la contraria y le contradecía, en sus puntos débiles y se le acercaba y le decía sus defectos. Los compañeros de trabajo, no la querían, al contrario la veían como diabla. Un día un grupo de empleados se reunió con el pidiendo en nombre de todos sus trabajadores despidiera a la diabla. El les contestó: A ella nunca la despediría, en cambio a algunos de ustedes si... todos se veían admirados... es más, replico, es la única amiga que en este trabajo tengo, hasta los ojos se le salían de asombro. Ustedes me veneran, me cepillan, todo me aplauden. Ella en cambio es la única que me lleva la contraria, me hace ver mis errores, me exige responsabilidad y buen trato. A ella agradezco estar donde estoy y ser lo que soy.
La corrección es necesaria de parte tuya a tu esposo, esposa, hijo, hija, hermanos, amigos... Pues el que no corrige a su prójimo se hace cómplice de sus pecados. Es una doctrina muy dura, pero que encontramos expuesta con toda claridad en la Sagrada Escritura. "No odies en tu corazón a tu hermano; pero corrígelo, no sea que te hagas cómplice de sus faltas" (Lev 19,17) Le dice el Señor al Profeta Ezequiel: "A ti, hijo de hombre, te he puesto como centinela para la casa de Israel, apenas oigas que una palabra sale de mi boca, tendrás que advertírselo de mi parte. Cuando diga al malo: "¡Malo, vas a morir!", si no le hablas, si no haces que se preocupe por su mala conducta, el malo morirá debido a su pecado, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Al contrario, si le has llamado la atención al malo por su mala conducta y no se aparta de ella, si no deja su mala conducta, morirá debido a su pecado y tú nada tendrás que temer" (Ez 33,7-9)
La corrección debe ser motivada por el amor, por el deseo de liberar a mi ser querido de algo que le perjudica, de ayudarle a cumplir la voluntad de Dios, que es fuente de felicidad. Muchas veces reprendo solo porque me molesta la conducta de esa persona y en el fondo no busco su bien, sino el mío propio. Si voy a corregir efectivamente no debe utilizarse con mucha frecuencia, no debe utilizarse con mucha frecuencia. Conviene reservarla para casos importantes. Hay personas que tienen como una necesidad de reprochar, y esto es muy distinto... No debemos fijarnos en minucias, ni ser peliones o perfeccionistas. A veces, reprendemos a los demás simplemente porque hacen las cosas de un modo diferente a como lo haríamos nosotros. Hay que admitir que hay muchas formas de hacer las cosas, de ver las cosas y de vivir la vida y todas ellas son válidas... No se debe corregir de varias cosas a la vez. Hay que vencer la tentación de aprovecharnos de la circunstancia y querer "matar varios pájaros de un tiro"... y hacer un repaso general a la persona corregida... Conviene citar hechos concretos y no meramente nuestras "impresiones" o decir lo que me dijeron... Debemos tener en cuenta que es muy fácil señalar los defectos y no lo es tanto proponer soluciones creativas, y mucho menos el comprometernos nosotros a ayudar al hermano, con todo nuestro ser, nuestro tiempo, nuestra dedicación y nuestra simpatía... Recordemos que el Señor no vino a "juzgar", sino a "SALVAR". Ahora, el compromiso, ¿tienes alguna persona a quien corregir?, hazlo, pide al Espíritu Santo te ilumine y con Jesús corrige con amor.
P. Oscarpadreoscar@avemariatv.com |