Llegué de visita a una casa, me senté en la sala; en una esquina de la misma, había un botella llena de bombones. De pronto, un niño se acerca, viendo hacia todos lados, no se percató que estaba yo ahí, se empinó y metió la mano para cogerlos, y así lo hizo.
Una vez que tenía la mano en el frasco, comenzó a querer sacar la mano, ah... pero sin dejar los bombones, intentaba e intentaba, creo que la mano le dolía, entonces comenzó a llorar de rabia. La mamá al oír los gritos de inmediato llegó y descubrió el motivo del llanto.
El niño no podía sacar la mano del frasco porque quería agarrar muchos bombones. La mamá, esperó que dejara de llorar y aprovechó para enseñarle y le dijo: Cesarito, si no fueras tan goloso y tomaras un bombón a la vez, podrías sacar la mano con facilidad, así que cuidadito con el bombón. Si quieres un bombón, puedes pedírmelo.
El niño le quedó viendo, luego bajó la mirada, puso las manos hacia atrás y le dijo con voz entrecortada: Mami, no lo vuelvo a hacer. El niño estaba con pena... y la mamá también...
Linda lección. Luego del suceso, se sentó la señora y me dice, disculpe, así son los niños..., y le dije, nosotros también.
Hacer las cosas sin pensar ni medir las consecuencias traen luego dificultades: "Hijo, no olvides de actuar siempre con prudencia y reflexión; te darán energía y serenidad" (Prov 3,21)...
Muchas veces por querer tener nos atascamos en el frasco de la vida: "Más vale tener poco y ser honrado, que ganar mucho de forma indebida" (Prov 16,8)
Por otra parte, agradecí a la Señora de casa, por la forma en que corrigió al niño: lo hizo con amor, se comunicó con él haciéndole ver su error de manera clara, le llamó la atención por el mal comportamiento no por la travesura. Con criterio y firmeza, después del llanto, le mostró lo que pasó y cómo la próxima vez, puede actuar distinto. Y tu... ¿cómo corriges a tus hijos?
P. Oscar
padreoscar@avemariatv.com